El resentimiento y disconformidad hacia la política estatal, traducida en acción directa, no discriminaba colores, y ésa fue la vitalidad que caracterizó por un par de meses el vigor de miles de personas. Cansadas de las precariedades en sus condiciones de vida, se unieron en un tipo específico de solidaridad, la cual, por medio de la organización autónoma, colmó el territorio de ollas comunes, piquetes de primeros auxilios, grupos de atención con abogados/as, atención psicológica y grupos de cuidados de animales, entre otras maneras concretas para satisfacer de manera comunitaria necesidades contingentes.