El Grito N° 4, 1999, región dominada por el Estado chileno

Textos en un momento incipiente de reagrupamiento libertario después de la desmovilización lograda por los gobiernos de la Concertación.

Durante toda la década de los ’90, el anarquismo criollo se expresó a través de pequeños grupos de afinidad y colectivos que pululaban principalmente por espacios poblacionales y estudiantiles agitando las ideas ácratas a través de boletines, rayados y actividades culturales emanadas desde diferentes organizaciones sociales y culturales. Muy pocos de estos colectivos superaban las diez personas y su longevidad no tendía a sobrepasar uno o dos años de funcionamiento. Claramente estábamos en un momento incipiente de reagrupamiento libertario después de los años de dictadura y la desmovilización lograda por los gobiernos de la Concertación.

La precariedad de los medios a disposición no fue pretexto para impedir la reflexión colectiva y el intercambio de polémicas entre pequeños grupos e individualidades, utilizando una de las herramientas más tradicionales del movimiento ácrata, como lo son los boletines, revistas y otros medios escritos. Estos pasquines escritos en computador, pero editados mayoritariamente a mano (con pegatinas), eran fotocopiados y distribuidos en todas las actividades y espacios sociales a los que se tenía acceso. De esa forma, con el mano a mano, se propagaban ideas y críticas contra el poder que no era posible encontrar en los medios oficiales.

Como una forma de rescatar nuestra propia memoria ácrata de ese periodo, presentamos la digitalización del cuarto número del Boletín El Grito, editado en 1999. Sin duda la mezcla de textos teóricos, reflexivos, poéticos y hasta existenciales, envueltos en estética de collage punk, aparecen como característicos propias de la época y constituyen el contexto de la rearticulación del anarquismo en la región chilena.

El colectivo que editó este boletín estaba compuesto por estudiantes de la Universidad de Chile y la Universidad de Santiago que participaban activamente en las movilizaciones sociales de la época y que justamente en 1999 participó en la convocatoria a la realización de un congreso que pretendía articular a varios de estos pequeños colectivos en una instancia orgánica mayor. Dicho congreso se llevó a cabo en noviembre de ese año, pero la organización que ahí se fundó (el CUAC) será objeto de análisis en otro artículo.

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