Protestas de los Pescadores en Chile: Leyes que Huelen a Pescado Podrido

Hoy los pescadores son uno de los gremios más importantes, que salen valientemente a protestar cada vez que la patronal a través de sus mercenarios en el Congreso los quiere perjudicar.

por Pedro Peumo

«Ley Longueira» es el nombre con que se conoce la ley que se aprobó en Chile en el año 2012. Lleva el nombre de uno de los políticos más corruptos del país.

Esta ley, bajo la excusa de buscar la «sustentabilidad», entregó los recursos pesqueros a un grupo de siete familias empresariales, por veinte años renovables. Después se supo que estas familias coimearon a los senadores e incluso les entregaron ya redactados los artículos de la ley para que los aprobaran.

Una década antes, la «Ley de Pesca y Acuicultura» de 2002 creó un «mercado de cuotas de pesca» para pescadores artesanales e industriales, asignando cuotas de pesca por toneladas en un tiempo determinado. Se basa en decisiones políticas que tienen como objetivo el beneficio del empresariado pesquero industrial por sobre la protección de los pescadores artesanales o el medioambiente. A pesar de que según esta ley los pescadores artesanales reciben mayores cuotas de pesca que la pesca industrial (incluso en una relación de 70% a 30% a favor de los artesanales, dependiendo de la región), en la ley también se «flexibilizó» la actividad, dando la posibilidad a los industriales de comprar cuotas de pesca a los artesanales. De esta forma se creó un mercado encubierto de compraventa de cuotas de pesca, un mercado creado para la corrupción, donde algunas agrupaciones, cooperativas, sindicatos de pescadores o pescadores individuales con propietarios de cuotas y ya no ejercen el oficio, sino que se dedican a vender estas cuotas de pesca.

Por otro lado, las cuotas de pesca para artesanales e industriales se determinan por toneladas de cada especie en particular, favoreciendo a los industriales con cuotas de las especies más cotizadas, que son extraídas principalmente para la exportación, como la harina de pescado, utilizada para alimentar aves, cerdos, ganado, salmones y mascotas. Por ejemplo, para producir un kilo de salmón se necesitan 4 kilos de harina de pescado de jurel.

Así, si bien en los porcentajes los pescadores artesanales aparecen con una mayor cantidad de cuotas de pesca, en la práctica los recursos más importantes, que podrían ser utilizados para el consumo humano, son destinados a aumentar las ganancias de empresas industriales. Además, estos recursos son extraídos usando el método de pesca de arrastre, que no discrimina lo que se captura, llevándose en sus redes toneladas de especies vulnerables o en peligro, como delfines, tortugas marinas y ballenas.

Hoy se discute en el Congreso un proyecto de «fraccionamiento» que determinará como se dividirán las cuotas a futuro. Así, por ejemplo, actualmente la cuota del jurel está repartida en un 90% para la pesca industrial y 10% para la pesca artesanal.

El actual escenario, con un número importante de pescadores artesanales que ya no pescan y viven de la venta de sus cuotas, cuotas que son entregadas a agrupaciones que no las utilizan para pescar sino que para venderlas, y cuotas que favorecen a los industriales en la pesca de los ejemplares más valiosos, todo esto ha provocado que ya no sea atractivo para las nuevas generaciones dedicarse a la pesca artesanal, disminuyendo drásticamente el número de pescadores artesanales desde que se creó la ley en 2002, produciéndose un progresivo envejecimiento de la población pescadora. La mayoría de los pescadores hoy tienen más de 50 años por lo que en diez o veinte años el oficio de pescador podría ser solo un recuerdo.

Hoy los sindicatos de pescadores artesanales luchan porque se mantenga el fraccionamiento que se ganó el año pasado en la Cámara de Diputados, que estableció que el 70% de la merluza común y el 90% de la jibia eran para los pescadores artesanales, pero en el Senado, están dilatando la discusión para cambiar subrepticiamente esas cuotas.

Sin un aumento en las cuotas destinadas a los pescadores artesanales se pone gravemente en riesgo el oficio de pescador en Chile por lo que se hace importantísimo apoyar sus demandas en la calle.

Hoy los compañeros pescadores son uno de los gremios más importantes, que salen valientemente a protestar cada vez que la patronal a través de sus mercenarios en el Congreso los quiere perjudicar.

Sin embrago las dirigencias de los sindicatos de pescadores no están discutiendo el problema de la venta de cuotas porque la ley los ha corrompido a través del mercado de venta de cuotas de pesca. Muchos incluso lo consideran su indemnización por años de servicio, ya que no cuentan con otro ingreso al final de su vida laboral pero no es menos cierto que los nuevos jóvenes pescadores al verse muchas veces imposibilitados de comprar o arrendar estas cuotas no pueden desarrollar el oficio.

Es tiempo que surjan sindicatos de pescadores que realmente se preocupen por asegurar el oficio para las futuras generaciones, no solo a través del aumento en las cuotas, sino que luche también contra el mercado de cuotas. Y sobre todo, es tiempo de un cambio que destruya este sistema de corrupción de los políticos que a través de sus leyes favorece siempre a la patronal. Debemos avanzar hacia la revolución social y el comunismo anárquico a través de un movimiento obrero anarquista fuerte y organizado.

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