Versos de Rebeldía y de Combate, Antología Ácrata

En cada uno de los poemas está presente (de una u otra forma) el binomio opresión-rebelión a través del cual se da cuenta de las paupérrimas condiciones de vida y laborales de los sectores obrero-populares.

Versos de Rebeldía y de Combate, Antología Ácrata

Nota Editorial

En 1981 se publicó el libro del anarquista criollo Juan Segundo MontoyaPoemas. Cultura, Ética, Salud” por Ediciones Delta en la ciudad de Talca. En su preámbulo, el “poeta aficionado” –como él mismo se autodenominaba– reflexiona en torno a la creación artística en los siguientes términos: “La poesía, el canto, la música, las artes, no deben ser exclusividad o patrimonio de sectas políticas o religiosas; si se atribuyen tal paternidad están contradiciendo las leyes de la Naturaleza”. De este modo, Montoya cuestionaba –en lo particular– la “apropiación cultural”, reivindicando por contrapartida una creación artística (“comparable a la del agricultor”) en base a la “intuición” y que tuviese como finalidad la “superación”, es decir, el “aumento de la cultura” de los individuos. Esta preocupación lo acongojaba desde la década de 1920, cuando comenzó a militar en las filas de la Federación Obrera de Chile (FOCh), en el Golfo de Arauco, y posteriormente en la Industrial Workers of the Word (IWW), en la ciudad de Concepción, organizaciones en las cuales tuvo una activa participación y promovió la “elevación” económica, moral y cultural de los sectores populares en tanto integrante de una “cultura obrera ilustrada” que buscaba la “regeneración del pueblo”, en un primer momento, y más tarde, su “emancipación total”.

Al final de su elucubración, Montoya señaló con desazón: “En estos últimos años se ha venido dejando de lado las recitaciones poéticas, olvidando que apenas cincuenta años atrás, los poetas recitadores y hasta los palladores (sic), eran bien recibidos en teatros, salas de espectáculos y en todas partes aplaudidos por el público. Los diarios y revistas, las radios ofrecían a los aficionados el arte de recitar ¿No sería para aficionados, y de interés para las recreaciones artísticas – culturales, despertar, revivir el interés nacional por la poesía?”. Y es que para los/as anarquistas de los siglos XIX y comienzos del XX, la poesía, y las artes en general, debían contribuir a “refutar la hegemonía ideológica de la burguesía”. De ahí, que los/as poetas (principalmente de extracción popular y del universo libertario) amenizaran con sus creaciones literarias las veladas político-culturales propiciadas por las organizaciones anarquistas en diversos espacios de sociabilidad (centros sociales, bibliotecas y ateneos). Aunque hay que señalar, que sus recitaciones/declamaciones eran parte de un repertorio cultural más amplio que incluía música, cantos, lecturas, bailes, comida, conferencias, etc. Muchas de las creaciones poéticas publicadas en la prensa anarquista (y también a modo de folletos o librillos) eran recitadas (algunas leídas) y, por ende, aprendidas de memoria. El año 2012, Catalina Solís Gutiérrez (hija de los anarquistas Osvaldo Solís Soto y María Gutiérrez), a sus noventa años de edad aún recordaba un verso del poema “Chicago” de Alberto Ghiraldo (publicado por primera vez en Ideas y Figuras para la conmemoración del 1° de mayo de 1916) que recitaba su malogrado padre cuando ella era niña:

“¡Todos de pie! ¡A la lucha! ¡Ni Dios, ni ley, ni patria!

¡Cada hombre sea un ejército; nadie obedezca a nadie!

¡Ni altares, ni sanciones, ni banderas!

¡No encuentren los esclavos dónde atarse!”.

La compilación de poesía libertaria que reeditamos en esta oportunidad titulada Versos de Rebeldía y de Combate, se encontraba entre los pocos papeles de Juan Segundo Montoya que aún guardan (y atesoran) sus familiares de Talca, en una desgarbada maleta de cuero. Pudimos digitalizarla junto a otros valiosos documentos que dan cuenta (a modo de esquirlas) de la porfiada historia del anarquismo en Chile. En su versión original, la compilación contiene escasos datos de impresión (en la contratapa sólo se menciona a una Editorial El Productor (¿De España, Chile o Argentina?). Por su formato, podemos señalar que era un folleto con un afán divulgativo, para ser leído en cualquier lugar. En sus páginas aparecen poemas de Alberto Ghiraldo, León Felipe, Eduardo Gandolfo, Manuel González Prada, Emilio Bobadilla, Almafuerte, Ricardo Palma, José de Diego, Guerra Junqueiro, así como de otros poetas libertarios (y no libertarios), leídos por los/as anarquistas criollos y de otros lugares del mundo al despuntar el siglo XX. En cada uno de los poemas está presente (de una u otra forma) el binomio opresión-rebelión a través del cual se da cuenta de las paupérrimas condiciones de vida y laborales de los sectores obrero-populares, de sus desdichas, pero también de la lucha de clases, la represión del Estado y sus lacayos, así como de las propuestas de transformación social radical pregonadas por los/as anarquistas para alterar el statu quo.

En esta oportunidad, aparte de la compilación poética propiamente tal, incluimos dos apartados bibliográficos que versan sobre anarquismo y literatura, los cuales permiten guiar a los/as interesadas/os en aquellas investigaciones que se han realizado en diversos formatos, tiempos y espacios geográficos a propósito de esta relación, que excede a la poesía, incluyendo a la narrativa y dramaturgia, etc.

Por último, dejamos en vuestras manos este bello manojo de poemas libertarios para ser leídos y, porque no, recitados, como se hacía en los espacios de sociabilidad anarquistas, durante la primera mitad del siglo XX, rememorados por el “negro” Montoya hace ya cuarenta años.

Grupo de Estudios José Domingo Gómez Rojas

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