Patriarcado y Género en Nuestras Vidas

La propuesta anarquista es más que un discurso, es un desafío que hay que intencionar desde nuestra cotidianedidad. Siendo relevante tratar las clases sociales con el género, puesto que el capitalismo y el patriarcado se fusionan a tal punto, que actualmente, no es posible uno sin el otro.

La sociedad se ve envuelta en diferentes tensiones y desigualdades, que se expresan en distintos ámbitos de la vida y moldean cada identidad. La sociedad capitalista se fundamenta en la división de clases sociales, donde unos pocos se enriquecen a costa del trabajo de muchas y muchos. Esta segmentación tajante, permea la forma cómo se concretizan las construcciones y diferencias de género. Así, el patriarcado, establece una supremacía de lo masculino y lo heteronormado, sobre lo femenino y la disidencia sexual, manifestándose de forma dispar, según la clase social:

CLASE DOMINANTE HombresCLASE DOMINANTE Mujeres
Privilegios de género y clase. Verdaderos dueños de la sociedad, representan la cúspide del poder político y económico. Son los grandes empresarios, presidentes, la elite política, generales de las Fuerzas Armadas y de Orden, entre otros, que a través de su poder práctimante ilimitado en lo público y privado, configuran la sociedad actual. Desde su masculinidad imponen sus valores y patrones culturales, ejercen todo tipo de prácticas y violencias machistas e influyen en la toma de decisiones que afectan a todas y todos, esto sea, qué producir, dónde y cómo distribuir, qué políticas públicas implementar, etc. Son intocables y custodiados por el brazo armado del Estado. (Por ejemplo: Sebastián Piñera, Papa Francisco, Andrónico Luksic, Don Francisco, General Rozas, etc.).Privilegios de clase pero viven violencia de género. Complemento familiar de los dueños de esta sociedad. Normalmente cumplen roles secundarios relegados a la “vida social” y a los actos de caridad de la elite, a través de fundaciones y beneficencia. En las últimas décadas se han ido involucrando en la esfera pública, ocupando puestos de poder de diferentes empresas y gobiernos. Su feminidad se ejerce, intentando igualar a los hombres de su misma clase, en los grandes puestos de dominio y explotación, además de reproducir herederos de familias burguesas. La violencia de género suele ocultarse más, pues tienen que aparentar y cuidar su prestigio y clase. Son intocables y custodiadas por el brazo armado del Estado. (Por ejemplo: Michelle Bachelet, Margareth Thatcher, Evelyn Mathei, Camila Vallejos, Ángela Merkel, Lucía Hiriart, etc.).
CLASE OPRIMIDA HombresCLASE OPRIMIDA Mujeres
Privilegios de género pero son explotados y dominados políticamente. Son los trabajadores, consumidores y ciudadanos que reproducen las lógicas del sistema patriarcal y capitalista en su vida cotidiana. Normalmente con altos grados de enajenación e indivualismo. Desde su masculinidad ejercen prácticas y violencia machista contra las mujeres de su misma clase. Su masculinidad también contiene cargas como el bajo desarrollo emocional, la función de asumir trabajos de fuerza, se les tiende a responsabilizar de ser el proveedor económico de una familia, lo que deriva en facultar un poder político. Suelen confundir al enemigo, desatando su rabia con quien tiene al lado, cuando el verdadero enemigo, está señalado en la clase dominante.Viven violencia de género, son explotadas y dominadas políticamente. Trabajadoras, consumidoras, ciudadanas, dueñas de casa, madres y “minas” que reproducen la lógica del sistema patriarcal y capitalista. Normalmente con altos grados de enajenación e individualimo. Tienden a asumir todas las labores domésticas, de crianza y cuidados de los/as hijos/as. También son el principal sustento de los hogares más pobres (feminización de la pobreza), recibiendo en promedio un 25% menos de sueldo que los hombres en el mismo cargo, teniendo menos acceso a la toma de decisiones de su trabajo, como de sus propias vidas. Su feminidad es violentada y cosificada desde pequeñas. Viven la presión de una sociedad conservadora pero a la vez sexualizada.

También hay otros ejes de tensión social, como la disidencia sexual, racialización, generación, migración, entre otros factores que pueden complejizar el esquema. El punto central, es poder caracterizar adecuadamente cada subdivisión del cuadro y evidenciar las lógicas de dominación que se presentan transversalmente en todos los ejes. Estas lógicas de dominación son legitimadas a través del Estado y sus leyes, dictaduras y democracias, Fuerzas Armadas y de Orden, religión, autoridad masculina, sistema escolar, patriotismo, medios burgueses de comunicación, entre otros.

Desde el anarquismo surge una alternativa política y social, para transformar hasta abolir este sistema, dando paso a la construcción de una sociedad libre, donde ninguna persona domine a la otra y estas sean capaces de satisfacer sus propias necesidades. Se sustenta en la organización, horizontalidad, autogestión, apoyo mutuo, educación libertaria y acción directa. Para esto, es primordial que las personas afectadas lleven la idea a la praxis, implementando metodologías y estrategias concretas y efectivas que den solución a las contradicciones propias del sistema actual.

La propuesta anarquista es más que un discurso, es un desafío que hay que intencionar desde nuestra cotidianedidad. Siendo relevante tratar las clases sociales con el género, puesto que el capitalismo y el patriarcado se fusionan a tal punto, que actualmente, no es posible uno sin el otro.

Desde Revista Libertaria, situadas/os dentro de la clase oprimida, abordamos en conjunto las temáticas de género y patriarcado, para tensionar las diversas conductas y violencias machistas que atraviesan de una u otra forma nuestras vidas, como las de todas y todos. Se abarca desde un contexto histórico y de nuestras propias construcciones de feminidades y masculinidades, internándose en los mandatos familiares y sociales de cada una/o, para esclarecer cómo aprendimos a ser mujer/hombre, cómo aprendieron las generaciones anteriores, quiénes nos educaron y qué nos enseñaron; afrontando de manera más eficiente, los efectos causados en la vida personal y colectiva. Desde nuestras experiencias, se puede visualizar los siguientes cuestionamientos:

  • Las tareas domésticas en los hogares, son realizadas primordialmente por el mundo femenino y pocas veces tensionado en la cotidianeidad de quienes componen ese núcleo. Es usual que en momentos de crisis surjan estos temas, pero de una manera no constructiva.
  • El desigual aporte económico a los hogares hace difícil que la toma de decisiones sea horizontal, sobre todo en los momentos de tensión o decisiones difíciles.
  • La dominación dentro del hogar es aceptada y legitimada por mujeres y hombres en la mayoría de los casos, en general no genera resistencia, salvo contados momentos de tensión. Esto repercute en la asignación de roles diferenciados por género.
  • En las relaciones de pareja, los hombres tienden a asumir actitudes de cuidado y de responsabilidad con la seguridad de las mujeres. Esto puede causar controversia ya que acompañarlas en las noches o ir a buscarlas a algún lugar puede disminuir la autonomía de las compañeras. Por otra parte, si bien las mujeres no son las culpables, son conscientes de esta situación, ya que mientras no existan transformaciones sociales de raíz, el riesgo a seguir viviendo esta realidad en las calles es latente.
  • En las discusiones entre mujeres y hombres hay diferencia en las disposiciones, estando generalmente más presente los aspectos emocionales en el lado femenino y lo racional en lo masculino, lo que puede producir quiebres y tensiones mayores frente a temas cotidianos.
  • En los espacios públicos, el manejo de habilidades de análisis y discusión política, ha dado más cabida a los hombres. Esto se ha traducido en ciertos grados de dominación al interior de las relaciones de pareja al instalar temas de conversación, guiar discusiones, manejar momentos de crisis, entre otras.
  • Las mujeres, en su mayoría, han vivido situaciones de acoso y abuso sexual por parte de hombres (familiares, conocidos o desconocidos), esto se da a lo largo de toda sus vidas.
  • La educación sexual es impartida desde la moral, el pudor, el miedo, la reproducción y el amor romántico.
  • Los gustos estéticos de belleza son construidos socialmente (en una sociedad machista y sexista), por lo que hay una alta probabilidad que estos gustos reproduzcan estereotipos y estéticas predefinidas.
  • La cosificación está relacionada a ciertos roles estereotipados que la sociedad ha inculcado para moldear nuestras construcciones sociales, estableciendo pautas y conductas, mediante la cultura, la publicidad, los medios de comunicación, entre otros. En ocasiones el hombre puede ser cosificado, pero no se compara con la cosificación sistemática sobre la mujer, basado en su uso funcional (mercantil) de la sexualidad bajo una estructura de opresión, puede abarcar desde figuras públicas, desconocidas o personas con las cuales se mantienen relaciones sociales diversas, tales como compañeras, vecinas y amigas (incluso en lo denominado como privado).

 Por consiguiente, se propone las siguientes acciones:

  • Distribución equitativa de las tareas domésticas y de crianza.
  • Independiente del aporte monetario, las decisiones de parejas o al interior de los hogares deben tender a ser de mutuo acuerdo, propiciando la horizontalidad.
  • Las mujeres tomen un rol activo desde la autoeducación para desarrollar  habilidades comunicacionales, de autodefensa, organizacionales, etc., con el propósito de fortalecer la confianza y el posicionamiento en los distintos ámbitos de sus vidas y, desde este papel protagónico, ir superando las distintas prácticas estructurales.
  • Acceder a educación sexual y de género para poder gestar identidades lejos de los estereotipos y las imposiciones sociales. Esto facilita tener relaciones libres, responsables y saludables, que cada una/o se apropie de su cuerpo, su sexualidad, goces, deseos, pasiones y exploraciones.
  • Abordar directamente las violencias de género que se presentan. Para esto, es necesario: escuchar y acoger a las personas que se sientan violentadas, escuchar y cuestionar a quien se sindica como responsable de ejercer violencia, realizar un análisis más allá de las lógicas individualistas y unidireccionales incluyendo las dinámicas sociales del patriarcado, y proponer soluciones que eliminen la violencia y reparen el daño. El abordaje de las violencias de género pueden ser a corto, mediano o largo plazo, esto dependerá de cada situación. Además se estima necesario acudir a profesionales especializadas/os, puesto que todas las herramientas son esenciales para que el cambio sea fructífero, tanto para las personas violentadas, como para quien ejerció violencia.

Son numerosas las prácticas que se podrían identificar para dar posibles soluciones. La idea es llevar estas tensiones a lo social, a nuestros barrios y poblaciones, ya que las mujeres, hombres y disidencias deben identificar, cuestionar y problematizar la violencia estructural y simbólica del patriarcado, intencionando pequeñas transformaciones para construir espacios seguros y de confianza que conducirán a desmontar este orden cultural, político, social y económico.

El desafío es proponer, actuar y construir, puesto que solo posicionarse desde la crítica y la culpablización hacia lo masculino, no hará disminuir la violencia machista o los femicidios, al contrario, continuará la lógica de un orden patriarcal hegemónico, en donde las mujeres y las disidencias seguirán cargando con la victimización, y los hombres seguirán con la vieja excusa individual “yo no soy así”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *