Trans y Punk contra el Sistema Una Conversación con Debbie Kim

Yo soy antisistema y el mismo hecho de haber salido como persona trans es porque no me adapté al sistema.

Siempre es agradable conversar sobre punk, política y las luchas de las diversidades, más aún, si la persona con quien se dialoga ha sido protagonista de cada uno de estos ámbitos. Para Revista Libertaria es un gusto compartir la conversación que tuvimos con Debbie Kim, chica trans, bajista, compositora, ex integrante de Represalia, Ultraseven, La Colorina y actualmente parte de Nosotros No, además de desarrollar un incipiente proyecto solista.

Debbie siempre ha tenido los pies bien puestos en la sociedad que nos tocó, levantando sus críticas y sueños al ritmo del punk y una actitud de resistencia que, no solo le ha permitido sobrevivir en un mundo injusto, sino también renacer y desplegarse integralmente.

¿Quién es Debbie Kim?, ¿Cómo te defines?

Bueno es una pregunta difícil, la verdad a veces prefiero que me definan desde afuera… Yo me considero una persona sencilla y simple, que vive la vida como mejor puede, que nunca se rinde, que siempre intenta una vez más. Mi lema, que de hecho lo escribí en mi espejo, es: “eres la mejor, haz que tu día valga la pena”, por lo que en todo lo que hago doy el cien por ciento.

Yo soy transfemenina, de hecho, ya tengo mi cédula de identidad nueva, porque hice las gestiones en noviembre y en diciembre – de 2022 – me la entregaron con mi nombre y mi género femenino.

¿Qué significó para ti el reconocimiento legal de tu identidad?

Fue como decir: “lo logré”. Fue como haber conseguido una meta importante. Cuando tuve el carnet en la mano dije: “lo hice conchetumadre”. De hecho, cuando me lo pasaron, la niña me escuchó cuando dije eso, lo logré, ya no hay vuelta atrás. Ya no soy el personaje, ya no soy la farsa. Porque eso era lo que me incomodaba, saber que no era yo, que era una mentira y que no tenía ningún espacio para poder ser yo. Ahora en todos lados, hasta en mi carné dice quién soy. Sé que es un pedazo de plástico, pero en ningún lado te pueden decir nada si en ese pedazo de plástico dice que eres quien dices ser.

¿Cómo fue ese trámite?

Fue sencillo. Yo fui a la Municipalidad de San Ramón y La Cisterna que me estaban dando hora para el 2023, para mitad de año, así que fui a Puente Alto y me dieron hora dentro del mismo mes. Y el carnet de identidad me lo iban a entregar en 45 días hábiles más, o sea me lo debieron haber entregado en la quincena de febrero, sin embargo, el 23 de diciembre de 2022 me llegó un correo para que fuera a retirarlo, fue como un regalo de navidad, así es que lo retiré el 26 de diciembre, fue super rápido. En Santiago Centro te dan hora de una semana para otra y el carné te lo dan dentro del mes, es más rápido todavía.

Más allá del trámite legal, ¿Cómo ha sido tu proceso de tránsito?

Yo pensé que iba a ser todo difícil… mi temor más grande, más que el rechazo de la gente y todo eso, yo pensé que me iban a cerrar los espacios en la música, de verdad eso pensé. Hoy que estoy ya asumida con todo el asunto y la gente se expresa más en relación a mi persona y por mi género trans, me doy cuenta de que no era tan grave como lo veía. De hecho, cuando le comenté a mis colegas de banda, yo estaba en  Ultraseven en ese tiempo, lo asumieron de super buena manera, me apoyaron en todo. Y cuando se lo conté a mis compas de Represalia lo mismo. Yo dije “wow, voy a seguir tocando, no me van a excluir”. Porque eso fue lo que evitó que iniciara el tránsito en los 90’.

¿Ese fue el problema en los años 90?

Sí, en los 90’ fue una traba porque era mal mirado. Ser trans era ser lo más bajo en la sociedad, incluso peor que delincuente. Se asociaba a la gente trans a la perversión, a ser una persona psicópata, a ser una prostituta, al SIDA, a las enfermedades sexuales, a ser marginado de la sociedad.

Conocí personas trans en ese momento que se definían como travesti y la realidad era bastante dura. Yo quería algo más para mi vida, yo quería trabajar, quería ganarme mis pesos, quería seguir en la música y bueno, por recomendación de las mismas personas travestis de ese tiempo, que me mostraron cómo era su realidad, donde vivían y todo eso, me recomendaron que “aprovechara mi vida”. Así me decían, que aprovechara mi vida y tratara de hacer algo, sino iba a terminar como ellas. Me decían que los pacos las mataban, las tiraban al Mapocho, las golpeaban, las violaban, y todo eso, no vivían tranquilas. Su círculo era super reducido, era como el espacio donde estaban y nada más, y a cualquier lado que salían las golpeaban. Había mucha violencia hacia esas personas.

¿Y cómo fue para ti eso?

Yo creo que a mí lo que me ayudó a vivir fue tocar rock. Yo tocaba en Represalia y afortunadamente a la banda le iba bien, pude hacer hartas canciones y tocar con los chicos. La música me llenaba. Hasta ahora, ha sido un pilar de mi vida, tocar música me nace de adentro y claro, me adapté a la sociedad en ese momento. Me olvidaba por tiempos de que lo que sentía, lo que estaba dentro de mí. Me acostumbraba y me adaptaba, pero llegaban momentos en que caía en la realidad y venían las depresiones. Yo les tenía miedo a las depresiones porque eran fuertes. Era como poner un espejo que me decía “¿Quién eres tú? ¡Quién está en ese cuerpo no eres tú! Como que tu mente te hablara: “es una mentira, porque vives eso si ese no eres tú” y ahí me quedaba la cagá.

Por eso cuando le conté a los chiquillos de Represalia, me dijeron “ahora entendemos todo”. Porque en los 90’ ellos me vieron en crisis, y eran esas las crisis, pero yo no les decía nada. Ellos no sabían y nunca se dieron cuenta, o sea, si yo fuera actriz, sería super buena.

¿Cómo se inicia tu tránsito?

El primer paso fue el primero de septiembre de 2021. Antes de eso, el 2018 yo tuve una crisis muy fuerte, de hecho, casi no estoy aquí, casi me morí esa vez. Estuve tres días inconsciente, nadie se dio cuenta, pasó super piola. Y en julio de 2021 me comenzó a dar de nuevo la cuestión y yo dije: “no la voy a pasar”. Y estuve todo el mes de agosto diciendo: “¿qué voy a hacer?”, yo no veía como alternativa salir al mundo, para mí era algo que no se podía, tenía super asumido que jamás iba a poder salir. Iba de nuevo a lo mismo que había pasado antes y tenía miedo, me daba pena… hasta que un día dije: “puta, esta cuestión capaz que no la pase” Y ahí pensé que en mi lápida va a quedar escrito mi nombre de chico. Y dije: “¿y si me la juego? Si total igual algún día voy a tener que morir, pero que en mi tumba diga el nombre de chica. Así que dije: “ya, que pase lo que tenga que pasar”. El primero de septiembre tomé la decisión, fui y busqué ayuda. Fui al Sótero del Río a un Programa para personas trans. Fui para allá, me atendieron y me mandaron a Urgencias porque la crisis estaba fuerte. Después me mandaron al consultorio cerca de donde vivo, me atendió la asistente social y me pasó a una psicóloga, con quien estuve cuatro meses y en ese tiempo fui ganando confianza. Al finalizar con la psicóloga, ella me dijo: “¿Quién eres tú? Ya no eres quien eras antes. Tienes que tomar una decisión, pero en los dos caminos no puedes estar”. Yo dije: “Me voy por el camino que elegí”. No he tenido más crisis, nada. Y salí al mundo y aquí estoy, super feliz.

¿Cómo te está yendo en el ámbito familiar y el ámbito laboral con este tránsito?

Cuando le dije a mi mamá, ella ya lo sabía, porque cuando iba en kínder me llevaron al psicólogo y era por lo mismo. Yo no sabía por qué, pero era por lo mismo. Mi hermano también me dijo que ya sabía y me felicito. Con la familia en general bien, con los primos, las primas, todo bien, no hay problemas.

En el trabajo bien en realidad, me sorprende, porque en el trabajo que estoy, hay muchos hombres, el 90% de los trabajadores de la empresa son hombres y me han tratado super bien, con respeto. Me tratan como a cualquier persona. Yo hago proyectos eléctricos. Trabajo en las redes de la calle, en los postes, en los transformadores, en los cables que van en los postes y todo eso. Voy a terreno, miro, y saco los cálculos, los proyectos. Dibujo el proyecto y después se construye. En el trabajo hablé con el gerente y le dije “soy trans”. Él ya tenía conocimiento, había conocido personas trans y de las diversidades por sus hijos, así que para él no fue un tema y bajó la información de que tenían que abrirme las puertas en todo, y así ha sido.

Mis compañeros de pega se cagaban de la risa no más, me dicen “¿cómo no me di cuenta?” Eso es lo que les pasa, algunos me dicen “oh, nunca me lo imaginé”. Pero se lo toman bien, ningún problema. Igual me ha sorprendido, yo esperaba que, no se, hubiera gente que dijera “no, no saludo a esta persona” y nada.

Más allá de tu experiencia puntual ¿Cómo ves a la sociedad chilena para la gente que inicia un tránsito de género?

Bueno, la sociedad separa a las personas en dos. Las personas que ya fueron programadas por la televisión, la iglesia, todo eso. Son la gente que yo diría de 35 años para arriba, que ya está programada. Y por otro lado, los de 30 para abajo, que son otra generación, que ya tiene más asumido estos temas. Para ellos convivir con las diversidades es natural, así que para la gente que viene saliendo en adelante, tienen hartas expectativas, y de integrarse en la sociedad y que puedan trabajar y todo.

Aunque hay un estudio de la Fundación Sol que dice que el mundo laboral para las personas trans es super reducido, y la verdad es que sí, es reducido porque las personas que dirigen las empresas son programadas para discriminar lo distinto, pero lo que se viene para adelante tendría que venir con un cambio.

Otra cosa son las diferencias sociales, porque la persona que no tiene recursos tiene que ir al consultorio, tiene que esperar que le den un cupo de hora, que la puedan atender, que pueden pasar meses para eso Además para los programas para las personas de las disidencias sexuales, el dinero que hay es muy poco, entonces, por darte un ejemplo, hay una lista de espera de doscientas personas y los beneficios cubren solo a treinta. Entonces ¿el resto qué hace? Pucha, la persona que no tiene recursos se coloca calcetines enrollados para que se le vean como senos, versus la persona que sí tiene recursos, que saca una hora porque tiene Isapre, se atiende al tiro, se compra las hormonas que son super caras. El que es rico se pone implantes, si tiene barba, la persona con recursos se hace el láser y en tres meses ya no tiene ni un pelo en la cara, mientras que la persona pobre usa la presto barba y la barba le sale más gruesa, y aunque se pinte se nota que es un chico. La persona sin recursos tiene que tener una vestimenta un poco genérica, porque no puede salir tanto tampoco al mundo como trans, porque si no lo golpean en la calle. En cambio, la persona que tiene más recursos se viste mejor y con prendas que incluso vienen con relleno y cosas así que la hacer ser más femenina, entonces si hay harta diferencia.

¿Qué opinas del movimiento feminista actualmente?

Bueno, al tocar en Ultraseven ensayamos en la casa de la guitarrista, la Carola y ella es feminista y hacían reuniones ahí, entonces ahí compartí harto con las chicas feministas y me enteré bien como es ese mundo. De parte de ellas la acogida fue super buena, me trataron super bien y entiendo su visión de las cosas. Entiendo que el hombre para proteger sus beneficios, para proteger su poder sobre la mujer ha abusado y a la mujer la ha usado como un objeto sexual, como un objeto de servicio a él, y la mujer no ha podido desarrollarse ni tener igualdad de derecho, ni de opinión, ni de nada, porque está la cultura machista, que viene de montón de años atrás y al hombre le gusta esto, le gusta sentirse en un lugar de privilegio, y tener a la mujer a su servicio. Y la mujer, a través del feminismo, ha dicho que la “cancha tiene que ser igual para todos”, y ha ido ganando derechos. Encuentro que esa lucha es válida. Si al final somos todos seres humanos, entonces no puede haber diferencias entre hombre o mujer, ni entre hombre y gay, ni con ninguna diversidad, si somos todas personas. La sexualidad como tú quieras verla o como quieras que tu género se vea, es otro tema que no tiene por qué impactar en lo laboral, en lo social ni nada de eso. Al final tú a tu cama llevas a quien quieras.

¿Hay organizaciones de personas trans?

Sí, hay varias. Yo participo harto de una que se llama OTD (Organizando Transexualidad). Ahí hay grupos con foros para jóvenes que están en el colegio, otros que están de los 18 años para arriba y también para las personas más adultas. Hay otra que también es de las trabajadoras sexuales que es la Amanda Jofré, que es como un sindicato, también acoge a varias personas. Hay otra que es la Fundación Iguales, y hay otras que son para niños/as también, que tiene toda la transición para niños/as. Porque hoy en día, los menores de edad, hay muchos que se asumen dentro de las diversidades, ya sean no binaries, lesbianas, gays, trans, etc. Hay muchas, entonces por eso están estas fundaciones, y si linkean estas que les digo, van a aparecer las otras.

Nos vamos a otro tema. ¿Qué es para ti el punk?

Yo nací punk, siempre fui punk. Un tiempo asocié el punk al punk distroyer como le dicen por ahí, pero yo no quiero ser esa huea, así es que dije: “Si estamos en bandas tenemos que marcar el camino de qué es lo que es esto”. Y claro, yo si vivo el punk, yo soy antisistema, no me adapto a este sistema y el mismo hecho de haber salido como persona trans es porque no me adapté al sistema, a la heteronormatividad, y el punk es la vida, en otras palabras, quien no es punk no entiende la vida.

De verdad, porque la persona que no tiene esa rebeldía es como un perrito amaestrado, que sigue desde su cuerda del cuello a donde lo llevan. Y acá no, acá somos libres y decimos: “no, esta huea no es así, y hay que cambiarlo”, y todas las personas que han cambiado la historia de la humanidad han sido de cierta forma punk. De hecho, una de las bandas en las que toqué, que era de chicas trans, se llamaba La Colorina, y le pusimos así por Stella Díaz Varín, apodada “la Colorina”, que fue una poeta de los años 50 que irrumpió todo el sistema, lo rompió totalmente. David Bowie tiene que haber sabido de La Colorina porque hacia las mismas hueas, de verdad. Entonces, estas son las personas que cambian la historia, y el punk nació para cambiar la historia.

¿Y como ves el punk en Chile?

Yo empecé a punkear el año 89. Empecé primero con The Cure y Joy Division. Después escuchando Violadores, La Polla Records, Eskorbuto, empezamos ya a encaminarnos más, a cachar bien quiénes éramos. En ese tiempo era todo a puro corazón y ganas de querer cambiar este mundo. Yo creo que había más trabajo de cada persona en querer cambiar todo esto, las personas leían más, se culturizaban más, había más esfuerzo. Hoy en día están como las cosas en la mano, de hecho, está Google que nos da hartas facilidades. Antes había más trabajo, con poco se hacía mucho. Antes con un par de amplificadores que sonaban mal y toda la cuestión, pero estaban las ganas de querer expresar y querer cambiar la realidad porque también veníamos de dictadura, con todas las restricciones y la brutalidad policial. Hoy en día está todo a la mano, antes, por ejemplo, grabar un disco era imposible. De hecho, con Represalia, cuando grabamos los dos primeros demos, los grabamos en un estudio evangélico, aunque no lo crean.

¿Y la gente de ese estudio sabían que ustedes eran la banda Represalia?

No. Esos demos los grabamos el 93 y 94. Nosotros queríamos grabar los temas que teníamos y nos paseamos por todos lados, pero era carísimo, carísimo. Un puro tema salía casi cien lucas en el estudio más barato. Y de repente, nos dijeron: “Oye hay un estudio evangélico, pueden ir a preguntar ahí”, y con el Mota, el vocalista, fuimos. Estaba en 10 de Julio con San Ignacio y lesdijimos que hacíamos rock social, de lo que pasa en nuestra realidad. Les caímos bien, y nos dijeron “traigan sus letras y las evaluamos a ver si las podemos grabar o no”. Y fuimos la primera banda no evangélica que gravó en ese estudio.

Y te cuento más, la Primera Escuelas de Rock, que ganó Sinergia, la debería haber ganado Represalia, pero como estaba la Ministra de Educación, que era Mariana Aylwin y otras personas de gobierno, Represalia no ganó, solo nos dieron unas becas para Balmaceda 1215, para ir a estudiar. Después, un conocido de la Municipalidad nos contó que habían peleado, y la ministra dijo: “Bueno, si esa banda sale ganadora, no hay dinero para hacer nada”. Eso fue lo que pasó.

Volviendo al punk de ahora, todo es más fácil, puedes grabar por poca plata en un estudio, subir tus discosa Internet, puedes grabar en tu casa y subir canciones. Hoy hay muchas más tocatas, está más armado todo, están las redes sociales que te ayudan mucho y todo eso. De cierta manera creo que el discurso se ha quedado solamente en palabras, más que hechos y acciones. Sin embargo, en pandemia lo que sirvió fueron las ollas comunes. Las ollas comunes volvieron al punk a la esencia de cuando partió, cuando las bandas tocaban en plazas o en la calle, recordamos de donde habíamos salido. Y las nuevas generaciones conocieron ese mundo, de la calle, de tocar en la calle.

Yo creo que el punk se había aburguesado, se aburguesó desde el 2000 más o menos, hasta el Estallido del 2019. Hoy en día el punk volvió a sus raíces, y de eso es lo que hay que conservar, de cómo generar conciencia social.

¿Qué significa para ti Represalia?

Represalia es como un hijo para mí. Cuando empezamos a tocar con Represalia, todo el mundo decía que las canciones eran malas y fomes, que por qué mejor no trabajábamos, que metíamos mucha bulla. Nos hicieron mierda, sobre todo los trasher que tocaban mucho más técnicos que nosotros. En Represalia no sabíamos tocar, con el Mota inventábamos notas. De hecho, cuando Rolando Ramos nos entrevistó en el programa “La Alcantarilla Gaseosa” en 1994, nos decía “tienen unos riffs medios extraños y unas composiciones que son raras” Y era por lo mismo, porque inventábamos cosas, porque teníamos las ganas pero no la técnica, queríamos decir algo. Con el Mota nos bajoneamos, y un día de verano, que estamos arriba de un techo, dijimos: “ya, cerrémosles la boca a todos estos hueones”. Nos dimos la mano y dijimos “vamos a trabajar en serio, nos vamos a esforzar harto y vamos a ser la mejor banda” Y empezamos a trabajar, ensayábamos en la semana y los fines de semana, y así la banda fue evolucionando, tenía su sello y su discurso, eso es Represalia.

Con el Mota éramos compañeros de curso y el Mota con el Américo, el baterista, son primos, así que éramos muy cercanos, resistimos hartos embates, porque éramos una banda pobre. De hecho, cuando tocamos en el Tercer Tour Marginal, el que fue en San Pablo con Las Torres, tocamos con BBS Paranoicos, Fiskales Adhok, Los Miserables y otras bandas más, todos tenían instrumentos la raja y nosotros teníamos una mierda de instrumentos y dijimos: “¿cómo lo vamos a hacer?, todos los demás tienen instrumentos”. Le preguntamos a varias bandas si nos prestaban instrumentos y nadie quería prestar sus cosas, hasta que los Fiskales nos prestaron todos sus instrumentos y Represalia sonó la raja.

¿Hay posibilidades de que retornes a Represalia?

No sé, es algo que siempre está ahí y que siempre se conversa. El tiempo dirá… bueno, los chiquillos dirán porque ellos siguen con la banda.

¿En qué estás trabajando musicalmente?

Ahora estoy con Nosotros No, que es una banda hardcore-punk. Estuve también con La Colorina que fue la primera banda con instrumentos de chicas trans, porque antes estaba La Indetectable de Valparaíso, que para mí también hacen rock, pero no tocan ni batería ni bajo. Y estoy con el proyecto solista.

¿Qué bandas locales nos recomendarías escuchar?

Ay, es que yo escucho hartos estilos de música, por ejemplo, me gustan harto dos bandas trash-metal. Una es Nuclear, que es de Arica, y la otra que me gusta harto es de La Pintana y se llama Desastre. Por el lado post-punk, me gusta harto Delirium, y del punk, hay hartas bandas clásicas que me gustan, Machuca, Los Peores, Santiago Rebelde, Los KK que me los vacilo todos, hay hartas bandas de verdad y de variados estilos.

¿Cómo ves el Chile de hoy?

Yo creo que somos una sociedad desgastada, que después del Estallido volvimos a ser esclava del sistema. Creo que la gente no tiene ganas de luchar, la gente quiere volver a tener los privilegios de antes de la pandemia y del Estallido. Creo que a este país le quedan décadas todavía para cambiar, pensábamos que estábamos listos para el cambio, y en la votación se vio que incluso quienes luchaban por la protesta dieron la espalda y creo que hay que empezar de cero. Creo que todo lo que se ganó, se perdió. Aunque por otro lado, sí hubo un cambio para las diversidades, respecto al abuso policial que se restringió o que hoy en la calle no te molestan. Las diversidades ganamos harto, y las minorías también, todo tipo de minoría ha ganado. Pero creo que la gente echa de menos el poder adquisitivo, echa de menos el Mall, echa de menos comprarse la jaba de cerveza y no la lata, y eso le ha marcado harto. Creo que hay que empezar esto de cero de nuevo.

¿Cómo te proyectas para los próximos años?

Tengo harto que hacer. Bueno, en la música hasta que no me den más los brazos voy a estar tocando. Yo nací para esta cuestión y voy a morir así. O sea, me nace hacer música, me nace ir a una olla común o un beneficio, todo lo que sea un apoyo social. Porque eso es la música, es como tu metralleta en esta guerra que se llama vida.

Entonces se puede crear mucho, hoy en día, vivo para hacer música y me gusta vivir mi vida como la vivo ahora, porque trato de vivirla a concho. Y tener una visión distinta, porque el mundo trans se enfoca no en lo profundo, sino en la simpleza, en la banalidad. Se enfoca mucho en eso, por eso decía yo, falta punk, porque ahí hay un punto existencial en esta vida, y no solamente maquillarme, ir a la peluquería, verme bien, regia. Hay otro mundo, no es solamente esto. En el mundo trans quedan con la boca abierta y te dicen “pero cómo puedes tocar rock, cómo no te da miedo estar entre puros hombres” o “que son todos violentos”, como que lo encuentran todo violento.

Te cuento que estos días me invitaron a jugar un campeonato de futbol, porque soy buena para la pelota, entonces me invitaron a jugar. Así es que dije: “por qué me voy a estar prohibiendo cosas, si jugar futbol es un juego. Y si lo hago bien, le voy a abrir la puerta a lo mejor a otra chica trans que a lo mejor quiere jugar y no se atreve”. Entonces las personas trans segregándose así, terminan validando la desigualdad. Si yo juego este campeonato, voy a jugar con hombres y seguramente debe haber varios machistas, que están contra la mujer y todo, y si me ven jugando le estoy diciendo “oye hueón, este mundo es para todos”. Entonces eso, yo creo que es abrir caminos. Hay que romper los esquemas.

¿Algo más que quieras agregar?

Sí, que hay que ser valiente en esta vida y no tenerle miedo al fracaso y si te caes te vuelves a parar no más. Yo creo que de eso se trata esta vida.

Muchas gracias.

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