La Poesía como Grito. Otro 11 de Septiembre

Los años pasan y al mismo tiempo no, porque los ritos e hitos de la memoria rompen la idea lineal del tiempo. Poemas de diferentes autores/as chilenos/as sobre el 11 de septiembre.

por Mauro Cronenberg.

Septiembre otra vez. Los años pasan y al mismo tiempo no, porque los ritos e hitos de la memoria rompen la idea lineal del tiempo, quiebran la idea de los años como un avance o como un progreso, desdibujan los números del calendario.

En una ciudad como Santiago no son solo los signos de la primavera los que anuncian la llegada del mes, también lo hace toda la fantochería del 18 de septiembre, acompañada de la típica agresividad publicitaria que nos recuerda que ser chileno/a es consumir carne, empanadas, vino y usar, por un rato, los colores de la bandera en las casas y en las calles. Es el teatro para hacernos creer que somos, ante todo, compradores/as: ser chileno o chilena = consumir.

Por otro lado, de manera más subterránea y poética, vuelven a brillar los rayados de las calles, vuelven a aparecer los afiches con los nombres de las y los desaparecidos/as, sus fotografías, protestas, la romería en Recoleta, las manifestaciones en ciertas periferias. Con todo ello se escuchan otra vez los gritos por las calles, los testimonios de la tortura y la desaparición.

Estos gritos, ciertamente, son la irrupción de la memoria, la rotura del espacio neoliberal que siempre avanza hacia algún lugar. Para bien o para mal, una parte importante de los ritos que tenemos en Chile dicen relación a la injusticia, a la muerte y la desaparición de todas y todos quienes se han levantado contra el poder. Es una tradición negada, mirada de soslayo – porque, como decía Raúl Ruiz, el chileno se caracteriza por la vergüenza ajena y por no tomarse nada en serio, por abordar la realidad de manera huidiza -, pero absolutamente existente.

Y en un pueblo donde la poesía ha sido siempre una parte constitutiva del ser – citando al mismo Ruiz, en Chile el humor y la melancolía son parte de la identidad y ambas se reflejan en su tradición lírica -, existe una gran parte de ella que se ha dado a la denuncia, al testimonio, y; a veces, a la manifestación telúrica de la desesperación y el dolor.

Para Elvira Hernández, según dijo en una entrevista “los poetas están en el nivel de los parias” y con ello los conecta directamente con las heridas en la historia. Porque en el arresto, en la persecución política, en la tortura y en la desaparición somos eso: parias. Y si la poesía se sitúa en ese lugar lejano al poder, en el lugar ético de las y los vencidos/as, una de sus tareas es la denuncia, el grito en aquel que sufre dolor. En este caso, el dolor de la opresión.

Valgan estas reflexiones para poder compartir aquí una selección de textos que dan cuenta de estos gritos y denuncias en un nuevo septiembre. Varios/as poetas que aquí compartimos estuvieron en lugares como el Estadio Nacional, Isla Dawson, Chacabuco, Villa Grimaldi y escribieron desde y de aquellos lugares. En todos, de una u otra manera, en uno o en otro tono, se da cuenta de la condición señalada por Elvira: ser el paria que recibe los dardos del poder.

Van también los agradecimientos a aquellas y aquellos que hicieron posible este rescate, especialmente al poeta Jhon Uberuaga por su compilación “Poemas para Vencer la Derrota” (que está liberado en línea) y al libro compilatorio de Eva GoldschmidtLos Poetas y el General”.

Mas Allá de la Tortura / Aristóteles España.

Aristóteles España

Fuera del espacio y la materia,

En una región altiva (sin matices ni colores)

Llena de un humo horizontal

Que atraviesa pantanos invisibles,

Permanezco sentado

Como un condenado a la cámara de gas.

Descubro que el temor es un niño desesperado,

Que la vida es una gran habitación

O un muelle vacío en medio del océano.

Hay disparos, ruidos de máquinas de escribir,

Me aplican corriente eléctrica en el cuerpo

Soy un extraño pasajero en viaje a lo desconocido,

Arden mis uñas y los poros, los tranvías,

En la sala contigua golpean a una mujer embarazada,

Las flores del amor y la justicia crecerán más adelante

Sobre las cenizas de todas las dictaduras de la tierra.

30 y Final – Pasan Carrozas / Gonzalo Millán.

Gonzalo Millán

Por esta calle pasan entierros.

Pasaron a muchos por las armas.

Las calles tienen muchos baches.

Los caballos llevan gualdrapas negras.

¡Hin! relincha un caballo.

Pasan camiones.

Pasan autos de hombres acaudalados.

Los niños pasan el río.

Pasa un enano con una gran cabeza.

Pasa el tirano en un auto blindado.

Pasar por alto los abusos.

Los tiros a altas horas de la noche.

No abrir la boca sino para comer

Cuando hay para echarse a la boca.

Pasamos hambre.

No se puede hablar abiertamente.

Los loros hablan fácilmente.

El loro tiene vistoso plumaje.

Los plumíferos escriben en los diarios

Los papagayos hablan por la radio.

La mordaza impide el habla.

Vvms mrdzds.

Vvmos mrdzdos.

Vvimos mrdzados.

Vivimos mordazados.

Vivimos amordazados.

Vivimos con los ojos vendados.

Los ojos se abren bajo la venda.

La boca se abre bajo la mordaza.

El tirano disfruta de salud.

Sólo el hombre disfruta de la palabra.

Los gorilas se golpean el pecho.

¡Muera el tirano!

La Toma de la Bandera / Elvira Hernández.

Nadie ha dicho una palabra sobre la Bandera de Chile

en el porte   en la tela

en todo su desierto cuadrilongo

no la han nombrado

La Bandera de Chile

ausente

La Bandera de Chile no dice nada sobre sí misma

se lee en un espejo de bolsillo redondo

espejea retardada en el tiempo como un eco

hay muchos vidrios rotos

trizados como las líneas de una mano abierta

se lee

en busca de piedras para sus ganas

Elvira Hernández

Una ignorancia padre aurea a la Bandera de Chile

no importa ni madre que la parió

se le rinden honores que centuplean los infalibles mecanismos

incipiente la Bandera de Chile allí

cien   doscientos,  novecientos

no tiene en otros el territorio de sus propios eriazos

no tiene en otros el fósil de su olla común

no tienen no tienen hasta decir so de colores andrajos

no tienen   no tienen   no son

La Bandera de Chile se parte en banderitas para los niños y saludan.

La Bandera de Chile es un pabellón dijo un soldado

 y lo identifico y lo descubro y me descubro

del Regimiento de San Felipe

dijo soñaba el pabellón mejor que su barraca

dijo dijo dijo tres dormitorios

ducha de agua caliente cocinilla con horno

 aplaudieron como locos los sin

techo

La Bandera de Chile

Levanta una cortina de humo la Bandera de Chile

asfixia y da aire a más no poder

 es increíble la bandera

no verá nunca el subsuelo encendido de sus campos santos

los tesoros perdidos en los recodos del aire

los entierros marinos que son joya

veremos la cordillera maravillosa sumiéndose en la penumbra

 ficticia ríe
la Bandera de Chile

 En otros tiempos

representa la Bandera de Chile

un 15% allí donde brilla la estrella para el 10%

representa

de blancos un 20% de muy pálidos

representa la Bandera de Chile en rojos La Bandera de Chile

nunca el 100% nunca

el 100% del blanrrozul compacto

hoy

Come moscas cuando tiene hambre La Bandera de Chile

en boca cerrada no entran balas

se calla

allá arriba en su mástil.

La Bandera de Chile es exhibicionista por naturaleza

A la Bandera de Chile la tiran por la ventana

la ponen para lágrimas en televisión

clavada en la parte más alta de un Empire Chilean

en el mástil centro del Estadio Nacional

pasa un orfeón   pasa un escalón

dos tres cuatro

La Bandera de Chile sale a la cancha

en una cancha de fútbol se levanta la Bandera de Chile

la rodea un cordón policial como a un estadio olímpico

(todo es estrictamente deportivo)

La Bandera de Chile vuela por los aires

echada a su suerte

El Sueño de Kiko Rojas / José Ángel Cuevas.

Kiko Rojas duerme en su cama de Conchalí, el pobre,

José Ángel Cuevas

y sueña que es 11 de Sept. de 1973.

Que viene la Federación Obrera de Chile

(FOCH), galopando por el medio del desierto

con Recabarren a la cabeza / salitreras 1910 /una polvareda de armas, gente.

Se ve la Central Única / como una gran foto desteñida.

Y llegan a la Alameda / envuelven / copan / rodean caurteles / Tacna / Maipo / Buin

and groups Economic Edwars – Matte y Cía. Ltda. / embajada EEUU / o viceversa

A lo lejos la multitud cubre Edificios privados y públicos

La ciudad retumba

nadie puede / ni podrá decir que el pueblo de Chile

fue vencido en un par de horas.

En el sueño se verá

a los cordones / Vicuña Mackenna / Cerrillos / Maipú / fábricas

e industrias / que habrán de saltar sobre la Fach

Escuela Militar / regimientos sediciosos.

hay un millón de obreros en la calle.

Es el gran día de todos los días. Y está lleno de grúas / vigas

tornos / palos / cajas / maquinaria / cañerías de plomo / fierros / tarros.

Los tanques no pueden pasar porque hay buses dados vuelta

y montañas de autos ardiendo.

Grandes llamaradas en las puertas

de la sociedad de Fomento Fabril.

Los camioneros son expropiados en el sueño de Kiko rojas

y llegan los viejos de pantalones arremangados

combos / martillos / picotas /palas /cantando «aquí viene la clase obrera…»

desde Puente Alto y La Florida envueltos en papel de diario

a cubrir la Moneda.

En el Barrio Yungay se apropian del Puente Carrascal

e Indus Lever.

El río Mapocho arrasa con los batallones traidores

Pedazos de edificio les caen encima

El Capital financiero

se evapora.

Todos dispuestos a dar la vida y parar el Golpe. ¿Mierda!

Huele a pólvora / la balacera es infernal / luces rojas / huele a polvo y sangre.

En Blanco Encalada se lucha cuerpo a cuerpo / Recabarren da órdenes.

La tropa se está pasando al pueblo / es 11 de septiembre de 1973

llegan noticias desde Los Cerrillos / fue vencido el Tacna

apresan a los oficiales golpistas

las milicias obrero-estudiantes toman el mando.

Son las tres y media de la tarde.

El sol está saliendo / en este sueño hay montañas de desechos

relámpagos y grandes barricadas en la zona Sur.

El barrio alto se esconde.

Patria y Libertad es derrotada le incendian la sede

de Irene Morales / Pablo Rodríguez huye

por las Condes arriba / se expropian metralletas / lanzacohetes RPG

munición. La CUT se toma los canales de televisión y emite proclamas

y programas populares / muchos tanques pasan al poder

popular. Todo arde en llamaradas por la calle Macul

el Pedagógico entero se hace cargo de Ñuñoa.

Ya al anochecer la derecha se da por vencida.

Pinochet es fusilado y Arellano Stark / Edwars / Palacios

el embajador de EE. UU. / Onofre Jarpa / Contreras Sepúlveda lloran

frente a las cámaras / Se mantienen las empresas del Estado

son apresados cientos de acaparadores y camioneros

el Mercurio / La Segunda / Edwars y los canales Mega UDI / Piñera

Pasan a manos de sus trabajadores.

Todo está cubierto de cadáveres Eleodoro Lyon arranca

junto a Ossa, Bulnes, Pancho Cox, Teresita Goycolea, etc, etc.

Se para el Golpe,

la gente sale a la calle

hay respeto por los muertos

Allende habla desde Plaza Bulnes

Kiko Rojas despierta.

El sueño finaliza.

La Expatriada Raimunda / Carmen Berenguer.

Carmen Berenguer

La expatriada Raimunda está hablando

sin tierra les habla desde el aire

inhala y expulsa improperios casi

difunta susurra su lengua espesa

donde cantar no puede su letanía

Fuera del edén la pordiosera Raimunda

vocifera Me he tragado un volcán y bailo

y canto Me usaron y uso fármacos para

dormirte occidente En una balsa al mar

para mecerte

Este fragmento es para ti porque ya no

puedo contigo ni mirarte puedo

Allí donde habité por siglos y siglos

se va perdiendo en un hilo el infinito

porque nada queda ya ni el seguro de la puerta

ni el púrpura malva de tu boca se quebró de espanto

Este fragmento es para ti porque ya no

puedo contigo ni mirarte puedo

Allí donde habité por siglos

se perdió en el nada queda

el cerrojo de la puerta ni el pubis de tus labios

sólo el mugido espanta

después que te entregué los hijos

después que acosté contigo

hablé hasta el alba pariendo

Raimunda siente los deseos de la carne

vio un rostro que la sufre y llorante

vuelve su pálida caricia hacia el norte

que le devuelve su sur

(fragmento)

Mi Papá está Llorando Dos Piezas Más Allá / Priscila Cajales.

mi papá está llorando dos piezas más allá

Priscila Cajales

lo puedo escuchar

porque nunca hubo puertas

a comienzos de los noventa en esta casa

solo había tarros con los nombres de los condimentos

el arroz o el té

se sientan a la mesa a untar el pan con leche

agua y azúcar

fue fácil aprender la consistencia precisa para esta pasta dulce

recuerdo que la chaqueta de mi papá

siempre olía a pescado ahumado

y a humedad

una tarde recordaron que en el ropero estaba intacto el vestido de novia

lo pusieron sobre la alfombra

y comenzaron a cortar jirones

que luego pintaron con témpera

para vender cintillos del NO en el parque O’Higgins

nos acostumbramos a creer que la historia terminaba bien porque ese día

comimos pollo y papas fritas

ahora él sigue llorando

su mujer lo abandonó

nunca fue militante

y los hijos vienen a casa

cada vez menos.

Somos Cinco Mil / Víctor Jara.

Víctor Jara

Somos cinco mil aquí.

En esta pequeña parte de la ciudad.

Somos cinco mil.

¿Cuántos somos en total

en las ciudades y en todo el país?

Somos aquí diez mil manos

que siembran y hacen andar las fábricas.

¡Cuánta humanidad

con hambre, frío, pánico, dolor,

presión moral, terror y locura!

Seis de los nuestros se perdieron

en el espacio de las estrellas.

Un muerto, un golpeado como jamás creí

se podría golpear a un ser humano.

Los otros cuatro quisieron quitarse todos los temores,

uno saltando al vacío,

otro golpeándose la cabeza contra el muro,

pero todos con la mirada fija de la muerte.

¡Qué espanto causa el rostro del fascismo!

Llevan a cabo sus planes con precisión artera sin importarles nada.

La sangre para ellos son medallas.

La matanza es acto de heroísmo.

¿Es éste el mundo que creaste, Dios mío?

¿Para esto tus siete días de asombro y trabajo?

En estas cuatro murallas sólo existe un número que no progresa.

Que lentamente querrá la muerte.

Pero de pronto me golpea la consciencia

y veo esta marea sin latido

y veo el pulso de las máquinas

y los militares mostrando su rostro de matrona lleno de dulzura.

¿Y Méjico, Cuba, y el mundo?

¡Que griten esta ignominia!

Somos diez mil manos que no producen.

¿Cuántos somos en toda la patria?

La sangre del Compañero Presidente

golpea más fuerte que bombas y metrallas.

Así golpeará nuestro puño nuevamente.

Canto, que mal me sales

cuando tengo que cantar espanto.

Espanto como el que vivo, como el que muero, espanto.

De verme entre tantos y tantos momentos del infinito

en que el silencio y el grito son las metas de este canto.

Lo que nunca vi, lo que he sentido y lo que siento

hará brotar el momento…

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