
Pelotas Pérdidas de Juan Guerra
Como todo ejercicio de memoria, este cuento nos recuerda quienes somos y como se ha conformado la sociedad en la que hoy vivimos.

La implementación del modelo capitalismo neoliberal en Chile fue a sangre y fuego, comenzando con el golpe de Estado de 1973 y posteriormente con la persecución y represión sistemática de parte del Estado hacia trabajadores/as, pobladores/as y militantes de izquierda. Ya a inicios de la década de los 80, mientras se continuaba privatizando empresas públicas, la sociedad sucumbió ante una gran crisis económica manteniendo en la precariedad a amplios sectores de la población que a apenas lograban satisfacer sus necesidades más básicas. También fue el inicio de las protestas populares que poco a poco comenzarían a desestabilizar al régimen de Pinochet y que a finales de la década presionarían por su salida pactada con los renovados partidos políticos, configurándose la sociedad que tenemos hoy.
Ese es el contexto del cuento “Pelotas Pérdidas” escrito por Juan Guerra Aguilera y publicado junto a otros cinco cuentos en un libros del mismo nombre, por la Editorial Matecito Amargo y Ediciones el Quinto Bote en 2023.

La historia trata sobre un grupo de niños que viven en la comuna de Estación Central, cerca del vertedero Lo Errazuriz, lugar que utilizan cotidianamente para juntarse, compartir y jugar a la pelota. Después de hacer una colecta para juntar dinero y comprar un balón nuevo, se cruzan con la agitación de las protestas del 2 de julio de 1986, siendo testigos directos del accionar represivo de pacos y milicos en diferentes puntos de la ciudad y de uno de los hechos más brutales de la represión de esos años, como fue la detención de Rodrigo Rojas y Carmen Gloria Quintana, dos jóvenes quemados vivos por militares en las cercanías de la Población Los Nogales.
Este cuento nos muestra con crudeza como las infancias marginales se construyen mezclando precariedades, solidaridad, experiencias extremas conformándose en un imaginario colectivo que lleno de cicatrices personales, generacionales y sociales que perduran hasta hoy. Finalmente, como todo ejercicio de memoria, este cuento nos recuerda quienes somos y como se ha conformado la sociedad en la que hoy vivimos.