La Idea. Perspectivas de Mujeres Anarquistas

“La Idea. Perspectivas de Mujeres Anarquistas”, es el primer volumen de la Colección Libertarias de la Editorial Eleuterio y el Grupo de Estudios José Domingo Gómez Rojas, editado en el año 2016. En ella reúne una compilación de las contribuciones de mujeres anarquistas a lo largo de la historia.

El texto reúne diecisiete mujeres que desde sus territorios y contextos abrazaron la idea y enfocaron su lucha en las desigualdades sociales, las luchas de género, la opresión, el patriarcado y la libertad.

Lucy Parsons en “Los Principios del Anarquismo” (1890) hace un gran aporte desde la crítica a las estructuras de poder mostrando como el Estado y el capitalismo perpetúan la desigualdad y la opresión. “Las/os anarquistas saben que un largo periodo de educación debe preceder a todo gran cambio fundamental en la sociedad, por ello no creen en mendigar votos, ni en campañas políticas, pero si en individuos con pensamiento autónomo.

Buscamos alivio lejos de los gobiernos, porque sabemos que la fuerza (legalizada) invade a la libertad personal de la Mujer y el hombre, se aprovecha de los elementos naturales e interviene entre la mujer/hombre y las leyes naturales. Desde este ejercicio de fuerza de los gobiernos fluye casi toda la miseria, la pobreza, el crimen, y la confusión existente en la sociedad”.

Por otra parte, Luce Fabbri en la “Ética Anarquista” analiza como los gobiernos a través de sus practicas dominantes imponen intereses particulares, como el amor a la patria y el deber de defenderla a cualquier precio, aprovechándose del sentido de pertenencia que pueden otorgar las personas a sus contextos territoriales y culturales explotando el amor natural del lugareño y estimulando la obediencia y la conformación de ejércitos. “Con el amor a la patria se ha justificado siempre la inmortalidad que acompaña fatalmente al poder. Los deberes hacia la patria, así como los tabúes sexuales, son, pues, una formación histórica y no pertenecen al campo de la ética”.

Desde Chile, Rosa del Valle en su escrito “¡No estoy conforme!”, en colaboración con el Periódico La Batalla del año 1913, expresa la opresión de la clase dominante a través del poder y la desigualdad social.

“¡No estoy conforme! Porque la miseria es el resultado de causas infames, del robo legalizado en forma de propiedad privada, del inicuo sistema que pone en manos de una clase de hombres el producto de las fatigas y de la inteligencia de otra clase de hombres…”

Antonia Maymon, propone en su artículo “Anarquismo y Naturismo”, el pensamiento naturista frente a la necesidad inmediata de volver a estar en armonía con la naturaleza, como respuesta al industrialismo inmoral, que degrada a la especie humana y destruye el planeta. “Siempre predicaron los anarquistas la vuelta del hombre a la naturaleza; en efecto, todas las anomalías, injusticias y operaciones radican en haberse alterado las leyes naturales, en perjuicio de unos, para favorecer a otros. No puede entenderse por naturismo un conjunto de prácticas higiénicas y un sistema de alimentación adecuada a nuestro organismo; ha de ser algo más que esto o deja de comprender la vida integral del ser humano. Tratemos de razonar un poco y veremos que el hombre esclavo de la explotación, aquel que habita en urbes congestionadas de habitantes, el comerciante, el consumidor, el explotador o el explotado, en mayor o menor escala, no pueden ser naturistas completos, como nadie tampoco puede vivir en plena anarquía en la actual sociedad. Si la anarquía tiende a solucionar los defectos sociales y a transformar la actual organización social en otra, donde el ser humano obtenga la máxima libertad, o yo estoy equivocada o todo naturista debe ser anarquista, porque sólo en la sociedad futura podrá vivir su ideal completo y porque, deseando vivirlo, tiene que ayudar a dicha transformación”.

La idea de reunirlas no solo pretende identificar la influencia y colaboración de las mujeres en el anarquismo, sino también, hacer patente los aportes desde el accionar y pensamiento, ya que muchas veces subyugadas por la mirada androcentrista existente, las mujeres se han visto en desmedro a la hora de reunir y contar la historia, como actora protagonista y sobre todo desde lo que refiere a la construcción de lo teórico e intelectual.

Es una de las tareas importantes del anarquismo actual reescribir la historia desde todas las voces y relatos existentes, considerando las voces de muchas compañeras que han contribuido a que hoy el anarquismo sea una propuesta trasformadora, teniendo en cuenta la destrucción del patriarcado como uno de los elementos fundamentales que nos llevaran a abrazar la libertad.

La idea de construir una sociedad donde ninguna persona domine a otra requiere de la participación de todas y todos. Como anarquistas creemos que es fundamental abolir el patriarcado, el capitalismo, el Estado, sus gobiernos y leyes, doctrinas y religiones que sobrepasan cualquier posibilidad de libertad que nos hunden en falsas construcciones, que no hacen más que subyugar nuestra autonomía y capacidad de organizarnos.